Mi mayor reto a lo largo de la vida ha sido el miedo.
Miedo a recibir críticas, a ser mediocre, a ser reconocida y exponerme, a tener éxito y no saber gestionarlo…
Y sí: también al fracaso.
Por su culpa renuncié a muchas cosas y dejé pasar un montón de oportunidades. Me frustraba, pero había asumido que el miedo siempre gana.
Hasta que descubrí que no era cierto.
El miedo viene de nuestro interior y se alimenta de nuestros pensamientos, nuestras creencias adquiridas…
Y como somos nosotros quienes (inconscientemente) lo alimentamos, eso significa que podemos dejar de hacerlo.
El miedo al fracaso (o de cualquier tipo) se puede trabajar para que deje de limitarte en tu vida, y que seas capaz de avanzar y lograr tu sueño a pesar de él.
Déjame mostrarte cómo.
¿De dónde viene tu miedo al fracaso? Esto es lo primero que debes entender
A todos en mayor o menor medida nos asusta fracasar; es normal.
El problema viene cuando ese miedo al fracaso se vuelve tan grave que te paraliza y te hace perder oportunidades, como me ocurrió a mí.
Ahí ya no hablamos de un simple “miedo”, sino de una fobia (la “atiquifobia”).
Y para trabajar sobre ella necesitamos entender qué se oculta debajo.
Es como un iceberg.
La parte alta, la que vemos a simple vista, es nuestro miedo.
Pero si nos acercamos y lo miramos con detenimiento, veremos que bajo la superficie hay muchas más cosas. Cosas que activan nuestras inseguridades o incluso que las amplifican en determinadas circunstancias.
Ahora te explico a qué me refiero.
1. Creencias muy rígidas
A veces nuestro miedo al fracaso proviene de una creencia limitante que tenemos interiorizada.
Te pongo mi caso como ejemplo.
De niña, había una persona muy importante para mí que siempre repetía lo mismo:
“TODOS somos inútiles”.
En su momento no me vi identificada con esa frase. Pero con el tiempo, la idea fue filtrándose en mi interior.
Hasta que se convirtió en una creencia que me bloqueaba.
Acabé desarrollando una profunda atiquifobia; temía que, si fracasaba, eso demostraría que esa persona tenía razón y que yo era una inútil.
2. Una autoexigencia excesiva
El miedo al fracaso también puede venir de tu autoexigencia.
Dentro de ti hay un juez implacable que critica todo lo que haces. Ese juicio interno te lleva a la parálisis por querer hacerlo todo bien.
En mi caso, esto lo sufrí mucho cuando decidí emprender.
Mi deseo de demostrar que era buena me llevó a un perfeccionismo extremo.
Trabajaba muchísimo, pero nada de lo que hacía era lo bastante bueno como para sacarlo a la luz. Necesitaba que fuera perfecto.
Esa idea de que “Todos somos inútiles” resonaba en mi cabeza, y yo seguía aterrada de que fuese cierta.
NOTA: puede que tú, como me ocurrió a mí, también hayas sufrido esta parálisis al decidir emprender. Lanzar un proyecto propio es muy complejo, y hace falta empezar con la mentalidad adecuada para que tus inseguridades no te lleven a la inacción.
Si sientes que esto te cuesta, te animo a echarle un vistazo a esta clase gratuita que he preparado, donde te explico cómo la mentalidad influye en la gestión de una marca y un negocio y dónde debes poner el foco.
3. Necesidad de validación externa
Hay personas que inconscientemente asocian fracasar con ser rechazadas.
Inconscientemente temen que, si se equivocan, van a decepcionar a su entorno (su familia, su pareja, sus compañeros de trabajo…).
Esa necesidad de validación externa solo alimenta nuestro miedo y puede llevarnos a la inacción.
Sigo con mi propio ejemplo.
Cuando yo hacía algo, también iba tras la validación externa… pero sin darme cuenta, lo que buscaba era la validación negativa, no la positiva.
Si recibía 99 críticas buenas y 1 mala, yo me quedaba con la mala.
Esa única crítica negativa me “demostraba” que mi trabajo todavía no era lo bastante bueno, y que tenía que seguir esforzándome para que estuviera perfecto.
De nuevo, el miedo me paralizaba.
Ya sabes qué se esconde bajo tu miedo a fracasar; ahora tienes que trabajar sobre él
En redes sociales nos bombardean con esa frase de “Si tienes miedo, actúa a pesar del miedo”.
Pero como has visto, a veces las raíces del miedo al fracaso son tan profundas que aplicar ese consejo es muy difícil.
Antes necesitas trabajar sobre él.
En mi caso, lo que hice fue:
- Primero, buscar la ayuda de una coach.
- Más tarde (y lo que más me ayudó) me formé como coach ecointegrativa y me apliqué la metodología que aprendí.
Esa misma metodología la utilizo ahora en mi método ConSentido para acompañar a mis clientes de coaching.
Te explico el proceso.
1. Sé consciente de que sientes miedo
Porque a veces esta emoción no siempre se muestra con claridad.
Hay personas que tienen conductas de autosabotaje (procrastinan, se obsesionan con hacerlo todo perfecto) pero no ven que tras ellas se esconde el miedo a fracasar.
Aquí es importante hacerte las preguntas adecuadas:
- ¿Por qué procrastinas?
- ¿Qué crees que pasaría si te pusieras ahora mismo con esa tarea que estás postergando?
- ¿Por qué crees que pasaría eso?
- Si alguien criticase tu trabajo, ¿cómo te sentirías? ¿Por qué?
Puedes empezar explorando estas preguntas por ti mismo (con prácticas como la escritura meditativa). O si sientes que lo necesitas, puedes buscar un coach que te acompañe y te ayude a profundizar más en las raíces de tus bloqueos.
2. Acepta tus inseguridades (en lugar de luchar contra ellas)
Si te digo que NO pienses en un elefante rosa… ¿verdad que no has podido evitar imaginar uno?
Cuando tratamos de ignorar un pensamiento o una emoción, lo único que conseguimos es que se vuelva más fuerte.
Eso es lo que ocurre con el miedo.
Tratamos de huir de él, dejar de sentirlo… Pero cuanto más lo repudiamos, más incrementa el ruido que hace en nuestro interior.
Si queremos que el miedo desaparezca, necesitamos verlo y escucharlo.
3. Entiende qué te está intentando decir tu miedo
Pero ¿cómo logramos que el miedo sea visto y escuchado?
Identificando de qué nos está protegiendo.
Porque sí: el miedo, como cualquier otro saboteador, aparece para intentar protegernos de algo.
En mi caso, mi miedo al fracaso trataba de evitar que esa persona tuviera razón y que yo realmente fuera una inútil.
Para mi inconsciente, la inacción era un espacio seguro.
4. Ahora sí: actúa a pesar del miedo
Cuando entiendes de qué trata de protegerte tu miedo al fracaso, eres capaz de comprender por qué surge.
Y eso, a su vez, te ayuda a accionar a pesar de él.
Piensa que cuanto más le temas al miedo, más ruido y agitación ejerce en tu mente y en tus emociones, y más paralizante se vuelve.
Si consigues bajar ese ruido (con los pasos que te he dado), entendiendo que es normal sentir ese miedo, podrás convivir con él sin dejar de avanzar hacia tus objetivos.
¿Necesitas a alguien que te guíe para gestionar tus miedos?
A veces, las raíces de nuestro miedo al fracaso son tan profundas que nos resulta muy difícil trabajar sobre ellas por nuestra cuenta.
Por eso, si sientes que no consigues avanzar, mi consejo es que busques la ayuda de un terapeuta o un coach.
No uno que te “imponga” un camino y te diga lo que debes hacer.
Sino un profesional que te acompañe para encontrar por ti mismo una salida a tu situación.
Si sientes que ha llegado el momento de emprender este camino y sientes o intuyes que yo puedo ser la persona adecuada para acompañarte, puedes entrar aquí y reservar una sesión de valoración gratuita conmigo.
En ella valoraremos tu situación y te explicaré cómo puedo ayudarte exactamente.
Espero que los consejos que te he dado en este artículo te ayuden a entender mejor los orígenes de tu miedo y a avanzar hacia tus objetivos conSentido.
Con cariño, Marta Q.