Siempre te ocurre lo mismo.
Cada vez que debes enfrentarte a una tarea importante, hay algo dentro de ti que te frena:
- Quizá procrastinas hasta el último minuto.
- O tienes una voz en tu cabeza recordándote constantemente que “No va a salir bien”.
- O eres incapaz de sacar a la luz ese proyecto porque nunca está “perfecto” (y así nunca avanzas).
En una palabra: te autosaboteas.
Y cada vez que eso ocurre, tu mente te bombardea con pensamientos negativos:
“Es mi culpa”, “Soy un desastre”, “Debería esforzarme más”…
Pero es importante que entiendas esto:
El autosabotaje en el trabajo (o en cualquier área de la vida) es un mecanismo de defensa que activas de manera inconsciente para protegerte de una creencia que tienes instaurada en tu mente.
Por eso culparte por ello no te llevará a ningún sitio; solo a seguir en bucle y mantenerte enganchado a la misma situación.
Lo que sí te ayudará es: aprender a escuchar el mensaje que te está dando tu mente, y entender los miedos, inseguridades y emociones que subyacen tras ese saboteo.
Solo así podrás encontrar un camino para avanzar hacia tus objetivos.
Si estás en esa situación te animo a leer con atención este post, porque aquí voy a explicarte:
- Las diferentes formas en las que se manifiesta el autosabotaje profesional (y lo que suele haber detrás).
- Cómo trabajar sobre la raíz de tus problemas.
Pero antes de eso quiero incidir en una idea que me parece fundamental…
Por qué el autosabotaje en el trabajo no es algo malo (e incluso puede ser revelador)
El autosabotaje es como una alarma antiincendios sonando a todo volumen.
Su pitido es muy molesto, pero necesario. Porque nos está avisando de que hay algo a lo que no estás prestando atención.
Pero tú llevas tapones puestos y, aunque el sonido está ahí y es molesto, no le estás prestando ninguna atención.
Y es que lo que tú percibes cuando aparece un autosabotaje es que dejas de hacer y no puedes avanzar, pero en realidad es una señal que te indica que:
Es momento de flexibilizar una creencia rígida que adquiriste tiempo atrás y que, si bien en su momento tenía sentido, hoy ya no es una creencia funcional y realista para tu “yo” de la actualidad.
¿Alguna vez lo habías percibido así? ¿Qué tal es ahora mismo para ti ver el autosaboteo desde esta perspectiva? Piénsalo.
Y ahora que te has dado cuenta de ello (o que te lo he traído al presente), sigo contándote.
4 señales de que te estás autosaboteando en el trabajo
La verdad es que, como ya puedes imaginar, cada caso es diferente, y una misma conducta de huida puede tener diferentes orígenes según la persona. Es decir, cada uno, según sus propias experiencias de vida, habrá adquirido unas creencias u otras.
Por eso es importante contar con alguien que sepa guiarte, y que te acompañe a descubrir de dónde surgen esas conductas en tu caso y cómo puedes trabajarlas.
De esto te hablaré luego, pero ahora quiero explicarte las formas más comunes de autosabotaje y lo que suele esconderse detrás.
1. Eres muy crítico contigo mismo
Dentro de ti hay un juez implacable.
No importa que des tu mejor esfuerzo en todo lo que haces, porque para él nunca es suficiente.
Vamos, que tienes un diálogo interno muy exigente y rígido hacia ti.
Y a la larga, este autodiálogo negativo te va desgastando e incluso te lleva a la inacción, porque piensas (por ejemplo): “Si no voy a ser capaz de hacerlo bien, mejor ni lo intento”.
El origen de esta crítica es una creencia que te ha llevado a día de hoy al perfeccionismo y la autoexigencia.
Déjame hacerte una pregunta incómoda: ¿cómo se plantea tu vida y tu proyecto si sigues dándole pie a ese juez?
2. Te aferras a hechos del pasado
Hace tiempo ocurrió algo que te hizo daño (generalmente, daño emocional), y ahora te da miedo volver a intentarlo porque temes que el resultado se repita.
Un ejemplo muy simple y muy común:
De niño saliste enfrente de la clase a exponer un trabajo que te mandó el profesor y ocurrió algo que hizo que los niños se rieran.
Esas risas marcaron ese momento en el que quizá te sentiste avergonzado, creiste que no eras suficientemente bueno, etc.
¿Cómo eso puede estar interfiriendo en tu día a día?
Fíjate.
A día de hoy, en la actualidad, deseas exponer tus ideas ante una junta directiva, pero te frena el miedo. Un miedo que identificas como irracional y sin sentido, y sin embargo tiene tal fuerza que eres incapaz de expresarte.
Para que me entiendas:
Esta podría ser tu creencia adquirida en tu niñez:
“Salir a exponer mi trabajo es peligroso porque se ríen de mí y eso me hace sentir menos querido y menos integrado en el grupo, eso hace que peligre mi convivencia aquí.”
Hoy no eres ese niño. Sin embargo, la creencia que adquiriste sigue contigo y eso es lo que hace que aparezca ese miedo al que tú identificas como irracional.
Por eso, cuando nos encontramos con bloqueos, en este caso una creencia adquirida, es importante identificarlos, flexibilizarlos y trabajarlos para que dejen de se un impedimento para crecimiento como persona y como profesional.
3. Te asocias con tus emociones
¿Has sentido alguna vez que la emoción te invadía hasta tal punto que te impedía hacer algo?
Pues a eso me refiero cuando digo que: ‘te asocias con la emoción’.
A veces las emociones que sentimos son tan fuertes que nos dominan.
Nos asociamos con ellas, creemos (siempre de manera inconsciente) que “somos nuestra emoción”, y de esta forma les cedemos el control de nuestros actos.
Para que lo entiendas, imagina que has cometido un error en tu trabajo.
Debido a eso te invade una culpa tan intensa que te “arrastra” con ella (como si fuera una riada).
A partir de ese momento todas tus acciones están condicionadas por esa culpa.
Por ejemplo: te sientes tan mal por lo que ha ocurrido, y tienes tanto miedo de que ese error se repita, que aparece una intensa autocrítica y un excesivo perfeccionismo. Eso hace que, aunque quieras seguir avanzando, como ‘acto de defensa’ prefieres quedarte en la inacción.
Y bueno, no hay nada malo en ti si eso te ha ocurrido alguna vez o te ocurre.
En realidad eso pasa porque nadie nos ha enseñado a gestionar correctamente nuestras emociones.
Recuerda: Tú no eres tu emoción.
4. Procrastinas a menudo
«Siempre termino haciendo otra cosa de lo que tenía pensado», «Nunca llego a tener tiempo para lo que quería hacer», «Me despisté y una vez más no lo hice»…
Cuando dejas de hacer algo, procrastinamos, lo que ocurre es que tu mente y tú siempre encontráis “otra cosa que hacer” antes que centrarse en aquello que deseas lograr.
Esto puede ocurrir por diferentes motivos.
Quizá tienes miedo de que no salga bien (temes al error).
O en realidad es un objetivo impuesto externamente; algo que tú en realidad no quieres hacer, pero que a nivel social se considera deseable.
O bien te estás contando algo que puede ocurrir si logras eso (ganarás más dinero, y en tu familia siempre se habló de lo malo que es el dinero; adelgazarás y tienes una creencia de que los hombres te mirarán más, y le temes mucho a eso…)
De nuevo no se trata de culpabilizarte, sino de entender el para qué sí tiene sentido que procrastines de este modo encontrarás poco a poco la causa raíz (eso que te estás contando o creyendo) y así actuar en consecuencia.
Así que te pregunto: ¿Qué estás intentando evitar? ¿De qué te proteges?
Cómo redirigimos estas conductas de autosabotaje desde el coaching
Fíjate que en todos los ejemplos que te he dado se repite el mismo patrón:
- Hay una creencia disfuncional.
- Aparece un miedo o una inseguridad (o una emoción).
- Reaccionamos con una conducta que intenta salvarnos del peligro.
- Esa vía de escape, que nace para salvarte de un posible sufrimiento, te acaba generando más sufrimiento.
En definitiva:
Tu manera de resolver el problema es lo que genera el problema.
Pero al tratarse de una conducta inconsciente, no siempre es fácil entender de dónde viene y romper ese ciclo de autosaboteo.
Incluso, a veces no hace falta saber de dónde viene, sino solo cuál es la creencia con la que te estás moviendo.
De ahí que sea útil contar con alguien que te guíe.
Por ejemplo, yo misma he acompañado a muchos de mis clientes a trabajar en sus autosaboteadores y bloqueos internos desde el coaching.
Te cuento cómo lo hago para que veas cómo es el proceso de decubrimiento y trabajo.
1. Trabajarás en tu autoconocimiento
Para entender de dónde proviene tu autosabotaje es necesario hacer un trabajo profundo de autoconocimiento.
Y esto a veces te lleva a hacer descubrimientos sorprendentes.
Por ejemplo: eres emprendedor y te has marcado un objetivo de facturación muy alto.
Y a base de trabajo personal y autoanálisis te das cuenta de que, en realidad, ese objetivo de negocio no es lo que tú quieres, solo lo que “otros esperan de ti”.
Obviamente, tú has estado autosaboteándote.
Por un lado querías lograr ese objetivo, pero por otro has estado accionando de una manera totalmente desalineada con tu objetivo, lo que te ha llevado a sentirte incómodo y mal contigo mismo.
Aquí entiendes que tu autosabotaje proviene de esa contradicción, y que la manera de solucionarlo es plantearte otros objetivos acordes a lo que tú buscas, en lugar de tratar de agradar a los demás.
2. Aprenderás a gestionar tus emociones de una forma más sana
Es inevitable. Toda creencia lleva a una emoción, ¡somos humanos!
Entonces…
Muchas veces, cuando tus emociones te arrastran es porque necesitas adquirir la habilidad de:
- Entenderlas (de dónde vienen y por qué las sientes).
- Gestionarlas (no identificarte con ellas).
En las sesiones de coaching trabajamos esta inteligencia emocional para mantener una relación más sana con tus emociones y no permitir que ellas dominen la situación.
¿Recuerdas la metáfora de la riada que utilicé antes?
Pues desarrollar tu inteligencia emocional sería como encontrar un lugar elevado desde donde observar el agua pasar, pero sin dejarte llevar por ella.
¿Qué sensación más bonita, verdad?
3. Identificar el diálogo interno nocivo
Un autodiálogo demasiado negativo acaba generando muchos bloqueos e inseguridades.
Por ejemplo: si te repites constantemente que no eres capaz de hacer algo, tu cerebro lo acaba asumiendo como cierto.
Al final, ese diálogo interno se convierte en una “excusa” para no intentar aquello que te da miedo: como tu mente te repite de forma constante que no serás capaz, ni siquiera lo intentas (entras en un bucle negativo).
¿Lo bueno?
Que una vez aprendes a escuchar tu diálogo interno e identificar cuándo se activa, es más sencillo modularlo.
4. Diseñarás un plan de acción que te lleve hacia tu meta
Al finalizar cada sesión siempre es importante que tú mismo, con mi acompañamiento, traces un plan.
¿Con lo que has visto hoy, qué puedes hacer?, te preguntaré.
Pero claro, a veces tu objetivo es tan grande o complejo que no sabes por dónde empezar. Eso te abruma y te lleva a la inacción.
En estos casos yo te invitaré a que:
- Dividas ese gran objetivo en pequeñas tareas.
- Planifiques y asignes una fecha a cada una de esas tareas.
La idea es que siempre trabajes sobre objetivos realistas y asumibles.
Además, esto te permite traer ese objetivo al presente y poder acompañarte mejor cuando aparezca el miedo, la inseguridad o cualquier sensación que pueda frenarte.
¿Sientes que ha llegado el momento de trabajar en tu autosabotaje laboral?
Si te quedas con una sola idea después de leer este post, me gustaría que fuera esta:
El autosabotaje no es bueno ni malo en sí mismo; solo una señal de que hay algo en tu interior a lo que no estás prestando atención.
En el caso de que te sientas preparado para darle un espacio a ese algo e indagar en ello, yo puedo acompañarte en ese proceso como tu coach.
A través de diferentes dinámicas y preguntas que te harán reflexionar, te acompañaré a encontrar la raíz profunda de tu autosabotaje y trabajar sobre los bloqueos, creencias y emociones no gestionadas que se esconden detrás.
Todo ello a través de un camino que sea coherente contigo.
Aquí te hablo más en detalle sobre mi servicio de coaching ecointegrativo.
Tanto si decides que ha llegado el momento de trabajar en tus bloqueos como si prefieres esperar, te animo a tomar esta decisión conSentido.
Un abrazo,
Marta Q.