Hace poco, hablando con una amiga, salió el tema de la cantidad de libros que hay en el mercado sobre cómo tener buenos hábitos.
No sé si estás puesto en el tema pero ya te confirmo que hay muchos, muchísimos.
Sin embargo, hay algo que cuentan esos libros (al menos los que yo he leído) que no llega a instalarse en la mente humana, lo digo porque terminamos obviándolo.
Y es justo esto:
Antes de querer siquiera añadir un hábito ‘bueno’ a tu vida primero necesitas ‘romper’ con el malo.
Te pongo un ejemplo:
no vas a empezar a comer bien, a tener buenos hábitos con la comida, si primero no le pones atención a ese mal hábito de comer mal.
- ¿Qué es lo que haces para comer mal?
- ¿Qué te está facilitando la tarea de comer mal?
- ¿Qué te dices en ese momento exacto en el que cojes algo de la nevera y te lo metes en la boca (o justo antes) para, a pesar de no querer hacerlo, lo haces?
Es extremadamente importante que no pasemos por alto este paso.
Pero déjame que te cuente más en detalle para qué es esto importante y la razón por la que no estás pudiendo eliminar tu mal hábito para introducir uno de nuevo. 😉
El beneficio oculto de un mal hábito: lo que te impide romper con él y transformarlo en un buen hábito.
Para no soltarte un rollo, vamos a hacer esto más dinámico.
Voy a pedirte que pienses en ese mal hábito del que has intentado, una y mil veces, deshacerte sin éxito alguno. Ese comportamiento que no puedes detener por más que lo hayas intentado o te lo hayas planteado como objetivo.
Y atención porque cuando hablo de ‘mal hábito’ me refiero a un comportamiento o acción repetitiva que de algún modo te está perjudicando y tiene consecuencias negativas en tu vida personal o profesional.
Desde tener atracones a postergar cosas, gastar de más, distraerte con el móvil, evitar hablar en público, aceptar tareas mal hechas de tus compañeros o subalternos, etc.
Cualquiera que sea este hábito, la cuestión es que te está costando romperlo.
De hecho, es posible que se haya vuelto tan automático que incluso forme parte de tu identidad.
Y no, no estoy loca al afirmar esto.
De algún modo estos hábitos pueden estar proporcionándote una sensación de ‘estabilidad’, sosiego, serenidad, ante alguna situación crítica o que tú percibes como complicada.
Vuelvo a ponerte ejemplos:
- Morderte las uñas cuando te pones nervioso.
- Comer comida rápida cuando te enfadas.
- Revisar tu teléfono cuando te sientes solo.
- Llenarte de trabajo cuando sientes que has perdido el rumbo.
Es muy probable que uses este tipo de hábitos como una vía de escape a esos sentimientos.
De aquí a que puede resultar difícil deshacerte de ellos.
Pero que es difícil deshacerte de ellos ya lo sabemos.
Llevemos esto un poco más en profundidad, y para ello… te diré algo que te va a incomodar (pero dame durante unos minutos el beneficio de la duda ¿vale? Confía en mí)
No logras romper con ese hábito porque realmente no quieres.
¡Lo sé! ¡Lo sé!
Qué atrevida soy.
Pero fíjate lo que te voy a decir:
Sí, quieres deshacerte del mal hábito, pero ¿sabes de lo que no quieres deshacerte? Justamente del beneficio asociado a él. No quieres eliminar también el placer que conlleva ese hábito.
Me refiero a que:
- Quieres dejar de posponer ese proyecto, pero quieres seguir posponiéndolo porque el no hacerlo te mantiene a salvo de las críticas, de que algo salga mal.
- Quieres dejar de apuntarte a tantas formaciones, pero quieres seguir haciendo porque te da una falsa seguridad de que ‘después de terminar esta serás más profesional’.
- Quieres dejar de procrastinar y seguir al pie de la letra tu calendario y todas las tareas que te has marcado, pero el no hacerlo te proporciona la seguridad de saber que seguirás siendo quien eres, que de repente no serás alguien que gane mucho dinero, no serás alguien con éxito… Por que si eso ocurriera, entonces ¿quién serías? ¿y quién dejarías de ser?
Vamos que tu (nuestro) comportamiento viene impulsado por dos ‘cosas:
- Evitación del dolor
- Búsqueda de placer
Por eso es tan importante (esto es algo que trabajo mucho en sesión) identificar tanto las consecuencias negativas del hábito en sí, como los beneficios ocultos que esto nos aporta.
Entonces, ahora que ya sabes cómo funciona esto de los malos hábitos te dejo un ejercicio para que lo apliques (y ya me cuentas qué tal te va).
[Ejercicio práctico] Empieza a romper con tu mal hábito con 3 simples pasos
Sí sí, digo empieza a romper y no elimina tu mal hábito porque esto no se va de un día para otro como por arte de magia.
La gracia de este ejercicio y de las sesiones de coaching es justo que primero hacemos consciente aquello que estaba en tu inconsciente y después, a partir de ahí, ya te será más fácil detectarlo y ponerte en acción.
Así que vamos a por esos 3 pasos.
Paso 1 – Identifica tu mal hábito (y hazte preguntas clave)
Párate un momento a pensar en qué momentos aparece o se detona tu mal hábito.
- ¿Empieza en una hora concreta?
- ¿Ocurre algo específico antes?
- ¿Qué es lo que sientes?
Estaría muy bien que te des un espacio para reflexionarlo. Y sí, muchas veces, este ejercicio es más sencillo en sesión porque yo te puedo acompañar y guiar en lo que vaya surgiendo de estas preguntas.
Pero mientras… inténtalo, seguro que algo interesante consigues sacarle.
Paso 2 – Identifia cuál es el beneficio de mantener el hábito
Ya te he dicho que con los hábitos, lo que intentamos es: o bien evitar el dolor o buscar un placer así que…
¿Qué es lo que (inconscientemente) estás buscando al mantener el hábito?
- Sigo comiendo porque si adelgazo todos los hombres van a fijarse en mí y le tengo mucho miedo a eso.
- Sigo sin grabarme en vídeo porque si lo hago voy a confirmar que no sé expresarme bien.
¿Te das cuenta?
Al final, detrás de un hábito hay una creencia instaurada. Una creencia disfuncional que te limita y te bloquea.
Paso 3 – Cuestiónate el beneficio de mantener el hábito
Pregúntate (y sigo con los ejemplos anteriores):
- ¿Realmente si adelgazas los hombres se van a fijar en ti? ¿Qué pasa si se fijan en ti? ¿Y tienes herramientas para gestionar la emoción que te embarga cuando se fijan en ti? ¿Porque ahora, ningún hombre se fija en ti?
- ¿Qué pasa si confirmas que no sabes expresarte? ¿Es real que no sabes expresarte? ¿Específicamente cuando dices ‘no sé expresarme’ a qué te refieres, qué es lo que no sabes exactamente? ¿Y si descubres que sí sabes? ¿Qué tendrías que ver para poder decir que sí sabes?
La gran mayoría de bloqueos respecto a estos malos hábitos vienen porque tenemos una idea en la mente que no hemos bajado a tierra. Al hacernos todas estas preguntas nos ponemos a nosotros mismos en duda y podemos flexibilizar esa creencia férrea que teníamos.
Lo sé, no es sencillo, pero sí es un trabajo que bien hecho y trabajado con constancia se puede lograr (¡obvio que se puede lograr!)
Pero siempre sin perder de vista esto 👇
Reprogramar tu mente y modificar tus malos hábitos es más sencillo cuando, en lugar de luchar contra ellos, nos centramos a entender la situación
Por eso siempre pienso y defiendo la importancia de ser compasivos con uno mismo.
Detrás de un comportamiento hay una razón.
Y para encontrar esa razón a veces (muchas) necesitamos un acompañamiento de alguien que sepa cómo gestionar el proceso y llevarlo a puerto.
Por que sí, puede parecer a priori sencillo, pero muchas veces se van abriendo melones que hay que ir reconduciendo.
Espero que este artículo te haya servido y deseo que puedas aplicarlo para vivir una vida personal y profesional conSentido.
Con cariño, Marta Q.